Bodegas Lecea: The Feeling of Bare Feet on Grapes
Where the Past and Future of Rioja Winemaking Collide
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In a dimly lit, centuries-old stone cellar beneath the Rioja village of San Asensio, a tradition as old as winemaking itself is still very much alive. Here, amid the cool air and the scent of fermenting must, bare feet press deep into clusters of freshly harvested Tempranillo grapes, coaxing out a juice that will, with time and patience, become some of the most authentic wines in Spain.
At Bodegas Lecea, grape-stomping isn’t a novelty for tourists—it’s a serious part of their winemaking philosophy. This family-run winery is one of the last in Rioja to maintain the ancient technique, not for nostalgia’s sake, but because they believe it creates a wine with character, depth, and a connection to history that no machine can replicate.
A Bottle, A Bar, and a Lesson in Rioja
We first encountered Bodegas Lecea in the most fitting way possible—at Cork Restaurante in Bilbao, where the wine list was scrawled in chalk and the bartender poured with the kind of confidence that says, Trust me, you’re going to like this.
The bottle? Bodegas Lecea’s Gran Reserva—an aged Rioja that, at first sip, carried the weight of history. It was everything a classic Rioja should be: deep garnet in color, rich with notes of dried cherry, leather, and spice. But there was something else, something more alive than the polished, predictable expressions of the region we’d had before.
It had soul—a wildness to the fruit, a structure that spoke of time but not tiredness. As we drank, we asked about the winery, and the bartender grinned. “They still stomp their grapes, you know,” he said, as if letting us in on some grand secret.
That night, we knew we had to go to San Asensio.
Wine Runs Through These Caves
Bodegas Lecea is a true relic of Rioja’s past. The winery is carved into the hills of San Asensio, part of an underground network of medieval cellars that have aged wines for centuries. Before modern winemaking, this labyrinth of caves was the heart of production, naturally regulating temperature and humidity in a way no high-tech facility can fully mimic.
The Lecea family, now in its fourth generation, continues to work these caves as their ancestors did. But their commitment to tradition doesn’t mean they’ve stopped evolving. In fact, their winemaking philosophy is a fascinating balance between the old and the new—keeping the soul of historic Rioja alive while embracing modern techniques to refine and push the boundaries of their wines.
The Magic of Grape-Stomping: Science Meets Sentiment
At first glance, grape-stomping seems like a romantic throwback, a relic of a time before technology took over. But for Bodegas Lecea, it’s a method with practical advantages.
Unlike mechanical pressing, where stainless steel crushers burst the grapes open with force, foot treading allows for a gentler extraction, ensuring that seeds remain intact. This prevents the release of harsh tannins that can make the wine overly astringent. The result? A softer, more elegant structure that showcases the true essence of Rioja’s terroir.
This method isn’t just about texture—it’s also about culture. By continuing to stomp grapes as their great-grandparents did, the Lecea family preserves a centuries-old winemaking rhythm, connecting each vintage to the generations before it.
A Rioja That Honors the Past, Yet Looks Ahead
Despite their dedication to ancient techniques, Bodegas Lecea is no museum piece. Their portfolio includes wines that reflect both heritage and innovation. While they champion traditional Rioja styles—aged in American oak, with deep earthy notes and layers of spice—they also experiment with alternative aging vessels, natural winemaking methods, and unconventional blends.
One standout is their skin-contact white Rioja, a nod to the rising trend of orange wines, yet made with the same care and patience that define their reds. Meanwhile, their amphora-aged wines recall the earliest days of Spanish winemaking, embracing a minimalist approach that allows the fruit to take center stage.
The Future of an Ancient Craft
As Rioja modernizes and industrial-scale production grows, wineries like Bodegas Lecea become even more important. They remind us that winemaking isn’t just about efficiency—it’s about storytelling, craftsmanship, and honoring the land.
Each autumn, the winery hosts the Fiesta del Pisado de la Uva, where visitors can experience the grape-stomping process firsthand, stepping into the same wooden lagars that have seen harvests for centuries. It’s more than a festival; it’s a living testament to Rioja’s winemaking roots.
Bodegas Lecea proves that the past and the future aren’t in opposition. Instead, they intertwine—like vines stretching toward both history and possibility, their roots deep in the caves of San Asensio, their grapes ripening under the Spanish sun.
A Thought to Leave With
In an era where winemaking is often dictated by technology and mass production, Bodegas Lecea poses a question worth considering:
What if the best way forward isn’t always about moving faster, but about remembering where we came from?
Bodegas Lecea: La Sensación de los Pies Descalzos sobre las Uvas
En una bodega de piedra centenaria, tenuemente iluminada, bajo el pueblo riojano de San Asensio, una tradición tan antigua como la propia elaboración del vino sigue más viva que nunca. Aquí, entre el aire fresco y el aroma del mosto en fermentación, los pies descalzos se hunden en racimos de uvas Tempranillo recién cosechadas, extrayendo un jugo que, con tiempo y paciencia, se convertirá en algunos de los vinos más auténticos de España.
En Bodegas Lecea, el pisado de la uva no es una atracción para turistas; es una parte fundamental de su filosofía vinícola. Esta bodega familiar es una de las últimas en Rioja que mantiene viva esta técnica ancestral, no por nostalgia, sino porque creen que produce un vino con carácter, profundidad y una conexión con la historia que ninguna máquina puede replicar.
Una Botella, un Bar y una Lección de Rioja
Descubrimos Bodegas Lecea de la manera más apropiada posible: en Cork Restaurante, en Bilbao, donde la carta de vinos estaba escrita con tiza y el camarero servía con la confianza de quien dice: Confía en mí, te va a gustar esto.
¿La botella? Un Gran Reserva de Bodegas Lecea, un Rioja envejecido que, desde el primer sorbo, llevaba consigo el peso de la historia. Era todo lo que un Rioja clásico debía ser: de un profundo color granate, rico en notas de cereza seca, cuero y especias. Pero había algo más, algo más vivo que las expresiones pulidas y predecibles de la región que habíamos probado antes.
Tenía alma: una intensidad salvaje en la fruta, una estructura que hablaba del tiempo sin mostrar cansancio. Mientras bebíamos, preguntamos por la bodega, y el camarero sonrió. “Todavía pisan las uvas, ¿sabéis?”, dijo, como si nos estuviera revelando un gran secreto.
Esa noche, supimos que teníamos que ir a San Asensio.
El Vino Corre por Estas Cuevas
Bodegas Lecea es un verdadero vestigio del pasado riojano. La bodega está excavada en las colinas de San Asensio, formando parte de una red subterránea de bodegas medievales donde los vinos han envejecido durante siglos. Antes de la vinificación moderna, este laberinto de cuevas era el corazón de la producción, regulando de manera natural la temperatura y la humedad de una forma que ninguna instalación de alta tecnología puede igualar.
La familia Lecea, ahora en su cuarta generación, sigue trabajando estas cuevas como lo hicieron sus antepasados. Pero su compromiso con la tradición no significa que se hayan quedado en el pasado. De hecho, su filosofía vinícola es un fascinante equilibrio entre lo antiguo y lo moderno: mantener el alma del Rioja histórico mientras abrazan técnicas contemporáneas para refinar y expandir los límites de sus vinos.
La Magia del Pisado: Donde la Ciencia y la Tradición se Encuentran
A simple vista, el pisado de la uva parece un guiño romántico al pasado, un vestigio de una era anterior a la tecnología. Pero para Bodegas Lecea, es un método con ventajas prácticas.
A diferencia del prensado mecánico, donde los trituradores de acero inoxidable revientan las uvas con fuerza, el pisado con los pies permite una extracción más delicada, asegurando que las semillas permanezcan intactas. Esto evita la liberación de taninos agresivos que pueden hacer que el vino sea demasiado astringente. ¿El resultado? Una estructura más suave y elegante que resalta la verdadera esencia del terruño riojano.
Este método no es solo una cuestión de textura, sino también de cultura. Al continuar pisando las uvas como lo hacían sus bisabuelos, la familia Lecea preserva un ritmo vinícola centenario, conectando cada cosecha con las generaciones que la precedieron.
Un Rioja que Honra el Pasado, pero Mira Hacia el Futuro
A pesar de su devoción por las técnicas ancestrales, Bodegas Lecea no es una pieza de museo. Su portafolio incluye vinos que reflejan tanto la herencia como la innovación. Si bien defienden los estilos tradicionales de Rioja—envejecidos en roble americano, con profundas notas terrosas y capas de especias—también experimentan con recipientes de crianza alternativos, métodos de vinificación natural y mezclas poco convencionales.
Uno de sus vinos más destacados es su Rioja blanco de maceración con pieles, un guiño a la creciente tendencia de los vinos naranjas, pero elaborado con el mismo cuidado y paciencia que sus tintos. Mientras tanto, sus vinos envejecidos en ánforas evocan los primeros días de la vinificación en España, adoptando un enfoque minimalista que permite que la fruta sea la verdadera protagonista.
El Futuro de un Oficio Ancestral
A medida que Rioja se moderniza y la producción a escala industrial crece, bodegas como Bodegas Lecea se vuelven aún más importantes. Nos recuerdan que la vinificación no es solo una cuestión de eficiencia, sino de narración, artesanía y respeto por la tierra.
Cada otoño, la bodega organiza la Fiesta del Pisado de la Uva, donde los visitantes pueden experimentar de primera mano el proceso de pisado, entrando en los mismos lagares de madera que han visto cosechas durante siglos. No es solo un festival; es un testimonio vivo de las raíces vinícolas de Rioja.
Bodegas Lecea demuestra que el pasado y el futuro no están en oposición. Más bien, se entrelazan, como las vides que se extienden hacia la historia y la posibilidad, con sus raíces hundidas en las cuevas de San Asensio y sus uvas madurando bajo el sol español.
Una Reflexión Final
En una era donde la vinificación suele estar dictada por la tecnología y la producción masiva, Bodegas Lecea plantea una pregunta que vale la pena considerar:
¿Y si el mejor camino hacia adelante no siempre se trata de avanzar más rápido, sino de recordar de dónde venimos?